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< Enero 2012 n°10

-¿Qué expresa el título? Luego de la lectura salta como oxímoron. Palabras como competencia y regulación en un libro de poesía tan despojado y hasta zen…

El título es una broma seria y buscaba justamente ese contraste. Proviene de la jerga del derecho económico y para mí tiene varios sentidos, no expresa algo muy unívoco. Me gustaría que el sentido del título se arme en la cabeza del lector y yo sólo soy un lector más. Principalmente me gustó porque suena bien. Y uno de los sentidos que yo le doy tiene que ver con la libertad de escribir lo que quieras (libre competencia), pero hacerlo bien (regulación). Obviamente el libro no tiene que ver con derecho económico, sino más bien con lo que dicen esas palabras sacadas del contexto de su especialidad.

-¿Crees posible ser claro al escribir?¿Existen realmente palabras sencillas…?

Por supuesto. Pero creo que la claridad cuesta muchísimo trabajo. Las palabras sencillas que mencionas (estás citando a Teillier, ¿no?) sí existen, pero tampoco me interesan en sí. Porque también hay mucho “poeta lárico” que le da vueltas y vueltas a la misma cantinela y son puro refrito, no dicen nada, sólo se dejan hablar por estas “palabras sencillas” y son retoricistas. Teillier es el único poeta lárico que me gusta, así como Huidobro es el único creacionista que puedo leer. Ambos lo mejor que hicieron fue romper con sus propios postulados. Sobre todo me interesa la autenticidad. Ser exacto. “La polisemia es el último refugio de los cobardes, cuando no el primero” dice Alejandro Rubio en una cita que está en el libro. Quería que hubiera poco lugar para malos entendidos. Configurar un yo. Tomar una posición.

-¿Hasta qué punto puede ser un peso leer de cerca a ciertos autores? Millán, Teillier, Lihn, Bertoni… ¿qué han significado para ti en el desarrollo de tu escritura?

Todos los autores que mencionas, y otros tantos, han sido una escuela para mí. Y la escuela, si pasas de curso, no es un peso, antes al contrario, te permite seguir aprendiendo.

-¿Qué diferencias podemos apreciar entre Poco me importa y Materias de libre competencia y regulación?

La diferencia es que ningún poema de Poco me importa me sonrojaría que fuera leído en un almuerzo familiar. Ese libro me gusta, lo quiero, pero es inofensivo, juvenil, encantador en un buen y mal sentido, como los jóvenes. Cuando escribí esos poemas había leído y vivido mucho menos. Materias es mi primer libro adulto, por así decirlo, aunque tiene escenas muy adolescentes. Pero para escribirlas requería más madurez.

-Cuéntanos un poco de tu experiencia en Santa Rosa 57. ¿Parte de este libro fue escrito allí? ¿Cómo funciona un taller en el que sus participantes son amigos y no hay ningún poeta con más trajín dirigiéndolo?

Santa Rosa 57 era una suerte de centro anárquico de alto rendimiento, donde cada poeta leía lo suyo y no había mucha consideración con sus sentimientos respecto al texto que presentaba a discusión. Si el grupo creía que tal o cual cosa estaba muy mal, en general lo estaba y por más que uno pataleara, al final llegaba a su casa y les encontraba razón. Porque no eran críticas gratuitas ni caprichosas, sino de gente que ha leído mucho y que se dedica con la misma pasión que uno a escribir lo mejor posible y respeta los estilos personales, ahí no se trataba de imponer nada, aunque claro, había estéticas más castigadas que otras. Se leía con rigurosidad y hasta con violencia, para sacar lo mejor de cada poeta. Ahí me enderezaron la espalda. Y claro, algunos textos datan de esa época, pero el libro está escrito principalmente después, entre el 2009 y 2011, cuando el taller ya se había cerrado. Para Materias hubo mucho trabajo de taller, pero entre menos gente, entre poquísimos amigos de máxima confianza.

-Da la impresión de que vas a todos lados con la libreta en la mano, apuntando, fotografiando. ¿Cómo trabajas? ¿Llevas algún ritual o disciplina de escritura o lectura?

Sí, yo ando con cuadernos o libretas, pero no en la mano. Saco el cuaderno del bolso cuando necesito escribir algo, anotar cosas en cualquier parte que se me ocurran, o que se me ocurra cómo al fin decirlas. A veces me siento muy estúpido anotando cosas en la calle, muy posero, preferiría que no hubiera nadie alrededor. Pero hay cosas que si no anoto al tiro se me olvidan, tengo re mala memoria inmediata. También trabajo harto en el compu, transcribiendo y desmalezando. No tengo mucho rito ni disciplina, de hecho me encantaría tener más disciplina, perdería menos tiempo.

-¿Qué libros a tu juicio, de los publicados recientemente, han soportado bien el paso del tiempo? Se ha hablado ahora último de Compro Fierro, por ejemplo…

Bueno, no ha pasado mucho tiempo, entonces es muy pronto para saber cuáles sobrevivirán mejor que otros. He hojeado Compro fierro y se ve bueno, pero no lo tengo, no te podría dar un juicio muy serio. No conozco al poeta, pero se nota que hay un esfuerzo de salir del retoricismo, de fotografiar la cosa cruda con un lenguaje ad hoc, y en ese sentido, desde lugares distintos, me parece que busco lo mismo. Aunque en su afán de plasmar el lenguaje de la pobla a veces Carreño es muy académico, al usar muchas h. Por ejemplo si escribe en un diálogo ¿y voh? yo preferiría escribirlo ¿y  vo?, tal como suena. La h no suena. En fin. Hay otros libros que me parecen mejores. Y son más de los que uno piensa. De hecho, sería muy largo y latero hacer una lista acuciosa. De los que me acuerdo, de los más recientes, Cuerpo perforado es una casa, de Gustavo Barrera y Un momento propicio para el exilio, de Marcelo Guajardo, me parecen notables. También recomendaría Almanaque, de Jaime Pinos. Entre los libros que vienen y que conozco por cercanía con sus autores, tengo muchas ganas de que salga luego Coto de Caza, de Ernesto González Barnert, y también tengo hartas expectativas respecto de lo que serán alguna vez (espero más pronto que tarde, aunque no hay que apurarlas) las óperas primas de Lorena Tiraferri, Natalia Figueroa, Virginia Gutiérrez e Isis Díaz.

-¿Por qué Maquieira al Nacional…?

Ese es un rayado que hace muy poco me enteré que lo hizo el poeta Juan Podestá con un par de amigos el 2006, lo que me causó mucha gracia. Vivo en el barrio Brasil, donde un rayado puede durar muchos años sin que lo pinten encima. Y lo vi y lo anoté. Creo que le daría el Nacional antes a Bertoni que a Maquieira, a quien además no le interesa en lo más mínimo ganarlo, pero estoy convencido que sólo por una obra como Los Sea Harrier y por ese hilarante libro de conversaciones que sacaron con él hace poco, sería un Premio Nacional más merecido que muchos que lo han ganado sólo porque tienen una larga trayectoria, pero no han aportado tanto a nuestra literatura como él.

-¿Qué significa para ti publicar en Das Kapital?

Significó sacar un libro materialmente muy bonito y que llegará a librerías, a diferencia de toda la poesía que he sacado antes. Para mí es un honor, tienen un catálogo muy cuidado, para nada al lote, con una mirada editorial donde predomina el mérito antes que el amiguismo, y sobre todo el riesgo y la apuesta antes que lo ya consagrado, y eso me parece muy bien. Aparte que no puede tener más onda una editorial que se llame Das Kapital.

-¿Quedó algo en el tintero? ¿Estás escribiendo otro libro?

-Sí. Estoy escribiendo harto. Aunque ya no tanta poesía, sólo me salen apuntes breves, y algunos los subo como estado de Facebook. Es un borrador a vista y paciencia de todos.

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Materias de libre competencia y regulación. Nueva publicación del poeta Andrés Florit.

Por Gabriel Zanetti.