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< M;ayo 2012 n°11

“Versos como zambullidas y salidas repentinas de un mar mareado o loops de una nave o avión que lleva vino blanco suficiente para formar el Mar Tirreno. Poemas que nos suben y nos bajan, dándonos y quitándonos oxígeno. Llenando o quitando la sangre de la cabeza.”

1.

Diego Maquieira nace el 10 de julio de 1951 en Santiago de Chile. Hijo de diplomático, transcurre su infancia viajando entre La Paz, Lima, Ciudad de México, Quito, Nueva York y Santiago. Otro dato relevante de su infancia es que sus padres, para que aprendiera inglés, sólo le hablaron en ese idioma hasta los siete años. Sólo en Perú recuperó su lengua materna, el español, peruano en realidad, como dice Lihn: “… llegó, años después, hablando en peruano a Chile, una variante de nuestro idioma que le suena afeminado a los ilotas chilenos”.

En la capital de Chile pasó por diez colegios. A los dieciséis años descubrió la biblioteca de sus padres y leyó a Salgari, Verne y Pound. En la entrevista realizada por Margarita Serrano para la revista Mundo Dinners en 1993 [1]  dice “El profesor de castellano no entendía que cuando en clases pasaban al Arcipreste de Hita, yo me dedicara a leer a Balzac”.

Lejos de la Academia, aunque nunca se sintió parte de una generación, podríamos relacionarlo con la del ‘80, junto a Raúl Zurita, Soledad Fariña, Erick Pohlhammer, Rodrigo Lira, Cecilia Vicuña, Claudio Bertoni y Roberto Bolaño, entre otros. A la fecha a publicado los libros Upsilon (1975), Bombardo (1977), La Tirana (1983), Los Sea-Harrier en el Firmamento de Eclipses. Poemas de Anticipo (1986) y Los Sea Harrier (1993) y la antología poética El oxígeno invisible de Vicente Huidobro.

Reconoce influencias de Nicanor Parra, Kavafis y Cardenal y del pintor chileno Roberto Matta e Igor Stravinsky. También circulan por su obra influencias de poetas como Ungaretti, Baudelaire, Borges, Vallejo y Huidobro.

2.

Creo que vale la pena mencionar en este texto cómo conocí a Diego Maquieira.

El año 2003 o 2004 llegué de casualidad a un taller de pintura ubicado en la calle Atahualpa, en Santiago de Chile. Entre los pintores residentes, había uno con el que entablé una larga conversación a partir de uno de sus cuadros. El diálogo, después de deambular por diferentes y variados derroteros, se encaminó hacia el lenguaje, hacia la poesía. No recuerdo con exactitud que ripiosos caminos tomamos antes de embarcarnos hacia Enrique Lihn, poeta chileno de la generación del ‘50. Antes de irme del taller, Sebastián Maquieira, el pintor en cuestión, me dijo que su padre era poeta y también pintor. “Lihn murió el día del cumpleaños de mi padre, eran muy amigos”, me dijo. Lo recuerdo con exactitud. Ya era muy tarde y nos despedimos. En la puerta me entregó un papel que decía: Diego Maquieira, más un número de teléfono y una dirección.

Dos o tres semanas después lo llamé por teléfono y me citó a la mañana siguiente. Lo primero que me llamó la atención fue que era la única casa de la cuadra. Era como un milagro, como un oasis rodeado de enormes edificios. El antejardín tenía muchísimas plantas, totalmente dejadas de la mano de un jardinero.

En el hall había un cuadro de Rimbaud. En el salón una mesa de centro llena de libros, algunos papeles escritos, otros en blanco y varios lápices y bolígrafos. Maquieira se sentó en su “sillón de tramar poemas” y me invitó a sentarme. “En ese sillón le gustaba sentarse a Enrique (Lihn)”, me comentó y nos pusimos a hablar.

Hasta el día de hoy me llama la atención que un poeta tan extraordinario publique tan poco. Cinco libros en 36 años, por lo menos, de ejercicio literario. Lo digo porque en más de una de mis visitas, el poeta tuvo la gentileza de mostrarme alguno de sus trabajos en marcha. Por ejemplo, un poema cómic o visual llamado Maquieira Premoderno, donde la musa es Violeta Parra investida en el cuerpo de una modelo. “Junté más de mil revistas para hacer esto y he trabajado como un niño recortando y pegando”. También otro conjunto de poemas llamado El firmamento entre las cuerdas (en el número de agosto de la revista Letras Libres salieron unos inéditos [2]) en donde escribe: “Los agujeros blancos nacen de los túneles que hacen la luz, escapándose de los agujeros negros y los agujeros negros no tragan túneles, entonces el blanco abraza el negro” y “Va a nevar en el espacio, la NASA no lo sabe” [3]. “Va a nevar en el espacio, la NASA no lo sabe”, recuerdo que anotaba, desarticulaba y rehacía la frase. “Soy discípulo de Stravinsky, más que un escritor soy un director de poemas”.

3.

Sobre La Tirana, tercer libro de Maquieira, Enrique Lihn escribe en una nota inédita llamada “Escribir es rayarse”, fechada en 1983 [4]:

En la tradición local, si se trata de las afinidades entre el infierno y el lenguaje, tenemos, ciertamente un lugar horrible -el locus horridus-; y la poesía popular, que es de un realismo desconsolador; pero de lengua contenida y fina. Nicanor Parra ha sabido usarla siempre, haciendo de la cautela, un dardo. Aquí hay un poeta, que ha aprendido y desaprendido esta lección, dejando pasar a la escritura casi todas las formas que adopta en Chile el lenguaje para responder a la degradación de la vida y costumbres en términos de ojo por sujeto y diente por predicado. Ha leído bien y de lo mejor. A Eliot, a Kavafis, a mundo y medio. Por lo mismo su poesía, aunque parezca hablada o vociferada es archiescrita, un refrito muy cuidadoso de sí mismo, una economía y no un despilfarro del Chicago verbal.

En Revista Apsi, en marzo de 1984 [5]:

Dije que la dicción coloquial del autor asume las jergas locales en el modo del mestizaje, con ambivalencia. La dicción oral no es sólo herencia de la poesía inglesa moderna: al lado de T. S. Eliot está Kavafis, uno de los autores admirados traducidos (del inglés) por Maquieira. Lenguaje hablado, lenguaje directo de una poesía en segunda persona en la que hablan varios personajes -a veces simultáneamente-, teatralidad, son factores que hacen sistema con un concepto antiguo y moderno del autor como comentarista, parafraseador, traductor y lo que se dio luego en llamar “plagiario”. Un renegado de la propia “personalidad literaria” un usurpador de la del otro. Maquieira trabaja, en tal sentido, haciendo suyos textos encontrados (Kavafis lo hacía así; en Latinoamérica, Cardenal): uno del inquisidor toledano Fidel Fita, otro del padre Diego Rosales y, por lo menos, dos versiones de guiones de Kubrick. También se apropia de poetas como Emanuel Carnevali, chilenizándolos al traducirlos y firmarlos.

4.

La Tirana fue escrita entre 1975 y 1983. Las palabras de Lihn, citadas anteriormente resuenan aún con más fuerza desde la primera página. PRIMERA DOCENA, Ya nadie sabe lo que yo hablo. Así abre Diego Maquieira La Tirana. Recojo algunos versos ejemplificadores:

Yo soy la hija de pene, un madre
pintada por Diego Rodríguez de Silva y Velázquez
Mi cuerpo es una sábana sobre otra sábana
el largo de mis uñas del largo de mis dedos.

De La Tirana II (Me volé la virgen de mis piernas).

*
yo no me puedo sola, yo la puta religiosa
la paño de lágrimas de Santiago de Chile
la tontona mojada de acá.

De La Tirana XI (Agarrándome al cielo de Dios).

*
La suegra, La mamá, La impopular Velázquez
La que se las dio de dolor
La Estados Unidos de acá, La ricachona
culta que te crío bajo la lengua materna.

De I.

*
…Si no me suben La Estados Unidos
ahora y me la ponen allá arriba en el cielo
y me la desbautizan, en dos segundos
voy a volar this church amigos.

De II.

*
…Y así, entonces, nos hicimos grandes:
Aristocracia sin monarquía
Burguesía sin aristocracia
Clase media sin burguesía
Pobres sin clase media
Y pueblo sin revolución.

De El Gallinero.

 

5.

Si La Tirana parece una obra de teatro, Los Sea Harrier una película. La experiencia de la primera lectura en ambos títulos casi siempre vuelve a descolocar. En el caso del quinto libro de Maquieira es un bombardeo de imágenes alucinantes, inesperadas, surrealistas y algunas violentas. Los ojos permanecen irremediablemente abiertos como en La naranja mecánica sin ninguna obligación, no es ninguna clase de tratamiento tortuoso, sino que es imposible dejar de avanzar, de leer, de releer, de retroceder la cinta hasta quemarla como en aquel poema de La Tirana en el que uno de los personajes ve Tráiganme la cabeza de García de Sam Peckinpah una y otra vez. Versos como zambullidas y salidas repentinas de un mar mareado o loops de una nave o avión que lleva vino blanco suficiente para formar el Mar Tirreno. Poemas que nos suben y nos bajan, dándonos y quitándonos oxígeno. Llenando o quitando la sangre de la cabeza.

Algunos versos de Los Sea Harrier:

Capellanes fantásticos apegados a sus vírgenes
patronas se encuentran viéndoselas duras
con unos dos mil senderos luminosos
que les salían por todos lados allá abajo…

De Nuestra lengua adversa.

*
Llegamos con atados de clonas y con sacos de alcohol
Yo traía mi reposacabeza y mi sillón ampliado
para regalárselo al ministro Coritani
que nos esperaba con animales salvajes sueltos…

De Nuestro portaaviones a vela

*
Despegamos del portaaviones Cuarta Esperanza
con los Harrier flameando
Por primera vez los hacíamos flamear
y navegábamos con el ancla abajo
para enterrar al mar hasta secarlo…

De VI Muerte en el cielo de Phillip Rastelli sobre un mármol remolcado por los Harrier

*
nos lanzaban sus cabezas de combate aéreo
con sus espoletas de proximidad de impacto
más hoscas que un anillo de ocho diodos luz
y a tan delirante distancia del mar…
De La primera cruzada.

6.

A pesar de la relevancia de Diego Maquieira dentro del panorama de la poesía contemporánea en español, no ha tenido la difusión o la recepción que tuvo en su momento Gonzalo Rojas, ni la que tiene ahora mismo su contemporáneo Raúl Zurita. No existe edición española que reúna su obra. De hecho, sólo parece existir dentro de los círculos que están atentos a la producción de la poesía latinoamericana actual. Seguramente, el mismo poeta contribuye a esta situación por su poco interés en viajar y aparecer públicamente, incluso en Chile. La única edición que se encuentra disponible en España –si es que a alguien le interesara, quizás es la intención de este artículo- está en la Librería Iberoamericana: una edición aniversario que incluye La Tirana y Los Sea Harrier, publicada por el sello chileno Tajamar editores.

 

 

 

Notas:

1- Entrevista extraída de http://letras.s5.com/maquieira2.htm

2- http://www.letraslibres.com/revista/poemas/el-firmamento-entre-las-cuerdas

3- Extraído del vídeo http://www.youtube.com/watch?v=gOnEFzYAarA

4 y 5- Extraído de http://letras.s5.com/maquieira100403.htm

 

Función Lenguaje, Revista Multidisciplinar.
Año 1, Número 1, otoño 2011.
Páginas 79-85
www.funcionlenguaje.com

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Anotaciones sobre Diego Maquieira

Por Gabriel Zanetti.