Sobre Antitierra de la poeta argentina Valeria Tentoni. Por Greta Montero Barra.

 

antitierra portada

Antitierra es el quinto libro de Valeria Tentoni, poeta y abogada argentina, nacida en 1985 en Bahía Blanca, que publica esta vez en Ediciones del Pez Espiral. Este libro lleva el nombre que los pitagóricos le pusieron al planeta Antichthon, cuya órbita sería opuesta a la de la Tierra, por lo que sería invisible a nuestros ojos yse ubicaría en el exacto lado contrario a Grecia. Antichthlon o Antitierra fue propuesto por Filolao de Crotona, discípulo de Pitágoras, en el S.V a.c, pero fue rechazado de plano por Aristóteles. La teoría del igual-opuesto es explicitado por Valeria Tentoni en el poema “Este es mi año nuevo”.

Contaron nueve planetas y no se quedaron contentos. Se dijeron
que debía haber uno más para completar el número perfecto.
Lo llamaron Antitierra, el décimo planeta ficto. Estaba justo
detrás de nosotros, por eso no podíamos verlo.
Como alguien que llega por la espalda y te tapa los ojos,
te pregunta quién soy.
Nos engañamos con paciencia, nos esmeramos.
Alguien nos falsifica y dice que lo hace por nuestro bien (56-57)

La mención a la tetractys, diez planetas en lugar de nueve para alcanzar la perfección, que afirma la existencia de Antitierra, nos habla de la rigidez del sistema social impuesto en la búsqueda del encaje perfecto que reprime al sujeto y lo mantiene perdido en una identidad sobrepuesta y calculada. Sin embargo, esta alusión a la teoría de los cuerpos astrales no es el tópico central sobre el que giran los poemas de Tentoni, sinoel recuerdo intimista y nostalgia de la niñez,  la experiencia minimalista del cotidiano y de las laceraciones que conlleva el hecho de escribir y estar vivos en un mundo de deseos y represiones.La intención es dar cuenta de una otredad por momentos  hostil o, simplemente, indiferente, así como de la fricción y extrañamiento que se produce en el tono de los textos cuando el hablante debe desplazarse en un espacio y ordenamiento impuestos en los que permanece incómodo y sobre el que se visualiza con ojos ajenos.

Los animales cumplen un rol amenazante en los poemas. El gato que le clava las uñas en la piel, el perro que deja pájaros muertos en la entrada de la casa y los peces sobrealimentados que no cierran los ojos mientras duermen, como si estuvieran siempre vigilantes, excepto, quizás, en la figura del perro, que desempeña un rol protector en el poema “Ellos hablaban fuerte o no tanto”. Los animales son sujetos cuestionadores que se desplazan en un mundo que parecen comprender mejor que la hablante, pues le recuerdan que no tiene un rostro delineado para el mundo y que realmente no sabe quién es o quién quiere llegar a ser.

DESDE HACE DÍAS ME ACOSA LA MISMA PESADILLA:

un animal que escupe
filamentos de otro animal, uno más lento,
en mi cara (15)

Las imágenes de animales testimonian al “ello” freudiano instintivo que desafía al sujeto permanentemente entre los recovecos del cotidiano, en los momentos de silencio, de introspección, pero también en los momentos de ejecución de las tareas del adulto responsable, como alimentar al animal, escribir cartas y mantener un orden predeterminado.

La hablante a menudo apela con voz crítica sobre la fatuidad del entorno y la afectación de una sociedad del espectáculo que convoca a la grandilocuencia antes que a la naturalidad y a la cercanía real con las cosas. De allí las alusiones a la televisión, el internet o, particularmente, al seguimiento mediático del funeral de Whitney Houston.

No obstante, el espesor de los textos está fundamentalmente dado por el carácter cercano de una anécdota que los sostiene, enunciada desde las añoranzas de la infancia y los momentos relevantes en que la hablante expresa su particular cosmovisión e intuiciones de la vida y de la muerte, del amor en  parejay los lazos o compromisos familiares, así como de sus frustraciones infantiles al sometimiento y aceptación de un yo no heroico y ordinario dentro del engranaje social, como podemos, explícitamente, leer en el poema  “Cuando era adolescente jugaba al hockey”, donde en el verso quince el entrenador, dirigiéndose a su equipo, dice: “¡no se la pases a Valeria!” (25), que es el sujeto de la enunciación. Aunque su aceptación es relativa o, más bien, cuestionadora en tanto motivo dentro del poema, se mantiene siendo derrotada, puesto que así como en la historia contada deja pasar los goles en un partido de hockey movida por el deseo de venganza o, como dice en otro texto,“Estaba por escribir un poema de odio…pero me quedé dormida” (14), no toma partido ni acción y debe permanecer sumida en la pasividad ante  lo que  los demás determinan para ella.

En otros textos mantiene esta particularidad perpetuadora de la inercia, a la que la llevan los actos de sujetos ajenos, evidencia que su tibia rebeldía estriba solamente en un darse cuenta, como en el poema “Mamá quiere que la acompañe al Hospital”,  cuando espera que su madre no la haga pasar a la sala de hospital a conocer a una tía segunda que está por morir, para que su muerte no pueda afectarla. No toma la acción desde su convicción interior, sino que es determinada por la responsabilidad o el deber con los otros. Es en este sentido que el sujeto se constituye como un antihéroe, el lado poco interesante del ciudadano común que habita en esta Antitierra, opuesto al héroe clásico, puesto que puede padecer los embates del tiempo y sufrirla muerte del otro, o de sí mismo, más allá de sus propias intenciones de permanecer donde quisiera estar, ver lo que quisiera ver o, en el peor de los casos, elegir la muerte que llegado el momento quisiera morir.

Los versos de Valeria Tentoni constituyen el relato de la antihistoria, de la narración oculta que no se deja ver entre los grandes hitos que constituye la historia de los hombres. Lo que nos trae a la memoria unas palabras de Carlos Marx cuando escribió:“Los hombres hacen su propia historia, pero no lo hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidos por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado” (83). Así como Marx explica la imposibilidad del cambio social mediante el individuo, el sujeto de estos versos no espera cambiar el medio en el que habita, su posición es sólo objetiva, a través de un constructo enunciativo que simplemente pretende  dar cuenta de su desdibujado rostro identitario, moldeado o desconfigurado si se quiere, socialmente, por el más inmediato contorno familiar y la pareja. En el poema “Salgo a la calle, ya sé” podemos leer:

Ahora puedo sentir mi peso
apurando el escape: no es culpa
del aire, es culpa
de mi peso, es culpa
de todo ese mundo que pesa sobre mi peso.
Y así con todo (23)

Estos poemas se encuentran anegados de la experiencia con las pequeñas cosas, en el poema “Hoy temprano” encontramos al hablante dialogando con la manijita del botiquín del baño, con el secador de pelo, con los fideos que se pasan del cocimiento, para relatarnos el devenir inexorable del tiempo: “Se terminó su vida útil. Y todo así. Todas las cositas se autodestruyen/quieren pertenecer al polvo” (30). La relación al polvo nos recuerda el tópico medieval del tempus fugit del verso de Luis de Góngora “en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada”. En este caso, el paso inexorable del tiempo en la cosasha sido apropiado por la hablante bajo el verosímil de los objetos de la contemporaneidad.

Podríamos interpretar este diálogo con los objetos como un acercamiento a la dimensión de la materialidad corporal, un encuentro con lo real en el escenario de lo cotidiano, un enfrentamiento con lo mínimo que convoca a la hablante a contar, a imaginar, a poetizar, en definitiva, a producir lenguaje. Por ejemplo, en el poema “Adentro de la heladera siempre es de día”,el primer verso empieza con “las cosas que están ahí no se quejan, no le piden a ningún dios/que haga silencio” (17) para dar cuenta del ineludible destino de acabamiento y desintegración que padecen los cuerpos y la materia viva. Luego hace una traslación cuando compara el destino equivalente, esta vez, en los objetos que habitan la bodega de un supermercado chino, un espacio más vasto que la heladera de su casa. Estamos ante otro contexto, pero los objetos sufren la misma disgregación.

Posteriormente, de esta dimensión de lo mínimo material corporal, la hablante se traslada a la dimensión de las grandes esferas celestes para contrastar de este modo la pequeñez del hombre, nos remite a los satélites de alguna estrella opaca y a la fe vacua en la posteridad. Estos procedimientos que parten siempre en la anécdota minimalista otorgan un verosímil práctico con el lector, muy cercano a la narrativa, y busca identificarse con el lector-sujeto común, no con el erudito lector experimentado.

Antitierra es un poemario que busca explorar un yo que se configura a partir de retazos de una intimidad fragmentada por la alternancia de un mundo vacuo y recargado, atravesado por el transcurso imperceptible del tiempo y el advenimiento y final, en la forma de pequeñas muertes, de cada uno de los objetos y vidas que reverberan o se apagan en el día a día y la necesidad que tenemos  de expresar a través del lenguaje nuestraproximidad y distanciamiento con lo virtual y lo explícito con que transitamos en nuestra existencia.

 

Referencias

Tentoni, Valeria. Antitierra. Libros del Pez Espiral: Santiago de Chile, 2014.

Marx, Karl. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857 ~ 1858. Vigésima edición. Editorial Siglo XXI. México, 2007. Pág.83 -85.