Patricio Alvarado: Triage. Entrevista RL + Fragmento

pa intPatricio Alvarado Barría (Temuco, 1988) Ha publicado el libro de artista Silencios habitados (2011) y el ensayo Ampliación de Fuerte Recabarren (Alquimia, 2014). Con el libro inédito Sombras, murmullo y destierro, en 2009, obtuvo la beca para escritores del Consejo Nacional del Libro y la Lectura. Durante el 2014 fue becario de la Fundación Pablo Neruda.

 

 

 

 

 

 

¿Qué libros marcan la escritura de Triage? ¿Cuánto demoró su escritura?

Como bien leyó Emilio Gordillo, La ciudad de Millán. La casa muerta de Ritsos. También lo que hizo Sebald, entre otros. El cine: los 71 fragmentos de Haneke.

La escritura ha sido larga, en la medida que deriva de unos poemas que he trabajado por unos 8 años. A esta ramificación le di forma durante un par de años, hasta que me fui de Santiago y se publicó el libro.

¿Qué dijo tu editor o primer lector cuando leyó los manuscritos?

Fue una conversación sobre las derivaciones de esos poemas que tenía, más la investigación obsesiva sobre ciertos aspectos de la violencia en La Araucanía. Guido Arroyo me convenció a ponerle fin y publicarla.

¿Qué lugar ocupa este libro en tu proyecto literario?

Nunca he pensado en un proyecto literario. Además este es el único libro-literario que he publicado. Desconfío de los programas. Ni sé cómo darle forma a todo el desorden que tengo.

¿Vivir en Santiago o en la provincia?

Mientras haya frío me da lo mismo el lugar. Aunque eso descarta inmediatamente a la provincia de Santiago y gran parte de Chile. Por ahora no lo puedo cumplir.

¿Qué relación hay entre tu trabajo como artista visual, como poeta y esta novela? 

En general me cuesta separarlas. Se podría decir que este libro incorpora con similar intensidad textos poéticos, la visualidad de las citas y una voluntad narrativa. Me gusta pensar en estas tres cosas como una sola. Me siento cómodo en esa indefinición.

¿Cómo escribes? ¿Algún método o rutina?

Con insomnio. También investigando, entrevistando, revisando documentos, prensa, etc. Acumulando, revisando. Borrando.

¿Tiene nombre tu próximo proyecto? ¿De qué tratará?

He trabajado por 8 años en lo mismo, ha ido creciendo y fragmentándose. Derivando hacia distintas cosas. No sé qué va a salir de todo eso.

De qué preocuparse y de qué no…

Preocuparme de ser riguroso, de ser mi peor crítico. No preocuparme del crédito universitario, de los parámetros exitistas, de los innovadores y emprendedores. De tener donde caerme muerto.

 

 

 

Fragmento de Triage

Dicen que unos obreros encontraron un cadáver en las excavaciones para la construcción de este edificio. Dicen que apareció entre los escombros que retiró el cucharón trasero de una158572 retroexcavadora. Dicen que bajo la madera y la maleza estaba el cuerpo quemado de una mujer; que era n. n., que nadie la fue a reclamar. Que su cuerpo estaba irreconocible. Algunos decían que no era en este edificio, sino en uno que se desplomó en el terremoto, que el cuerpo había llegado ahí muchos años antes, luego de que tres hombres la violaran y la asesinaran para finalmente tirarla al sitio eriazo. O decían que la habían secuestrado para sacarle los órganos y venderlos por eBay o Mercado Libre. Que antes había una casa a medio caer, abandonada, que a veces la usaban los vagabundos hasta que se quemó. Que era una herencia y la dueña le prendió fuego para cobrar un seguro y venderla a una empresa inmobiliaria. Pero dicen también que no fue en las excavaciones para un edificio, que fue durante la limpieza de una zanja y que no había ninguna casa. Que no fue una máquina retroexcavadora sino un bulldozer, que la encontraron mientras estaban retirando una pandereta que se derrumbó sobre un obrero. También dicen que no habían máquinas, solo tres peones armados con picotas y palas cavando el suelo, emparejando el desnivel, que después se cayó la muralla aplastando a uno de ellos. Que al principio, cuando la pala chocó contra el cráneo, pensaron que habían encontrado un nuevo tipo de piedra. Después creyeron que era un cementerio mapuche.

Alguien volvió con la idea de que era el cuerpo de una mujer, que vivía en la casa que luego se quemó, que estaba durmiendo y se asfixió con el humo. Alguien dijo que estaba muerta antes de que pasara todo. Muerte por inanición, muerte súbita o por embolia. Tal vez, dijeron, murió escondida en el entretecho de su casa esperando el fin del mundo, resignada a vivir para siempre bajo estacionamientos y locales comerciales. Dijeron que hubo un atentado, pero ¿un atentado a qué?, preguntaba el resto. Que esa casa se ocultaba en el mapa y que la usaban de bodega para guardar bombas caseras hechas con botellas de jugo y bencina. Que tenían piezas completas con un arsenal hechizo y que no hubo un accidente o un mal cálculo que estropeara todo. Que simplemente al final alguien cobró el seguro y ahora hay un edificio, o un estacionamiento, o una bencinera.