La reseña que no estoy escribiendo. Por Andrés Florit

 

Pedro Mairal: Maniobras de evasión
Ediciones UDP, 2015
168 páginas
$13.000

 

La reseña que no estoy escribiendo

Por Andrés Florit

 

1.

Ando con el libro de Mairal en el bolso. Igual que ayer y anteayer.

2.

Ayer y anteayer no lo abrí ni siquiera para hojearlo. Hoy día tampoco creo que lo abra. Tengo muchas cosas que hacer: una planilla, actualizaciones de una página web institucional, ayudar a organizar y difundir la presentación de dos libros, ir a dejar una carta al Paseo Ahumada, comprar vino. Estoy distraído.

3.

Me gusta mucho el título del libro de Mairal: Maniobras de evasión. Los amigos de la revista a la que ofrecí esta reseña (¿o me la pidieron?) dicen que si quiero puedo entrevistarlo, pero me cuesta mucho hacer preguntas. Más que escribir. Cualquier cosa que le pueda preguntar o está en el libro o no importa.

4.

Aparte que los cuestionarios son un poco fomes de responder. Mairal se queja de eso en el libro, de los cuestionarios que le mandan los periodistas con las mismas preguntas de siempre, pidiéndole respuestas que podría copiar y pegar de entrevistas anteriores que están disponibles en la web.

5.

Se me ha olvidado ver si el blog El señor de abajo aún está online. Algunos textos del libro vienen de ese blog y mientras los leía pensaba en cómo se leerían en su soporte original, que imaginaba con fondo negro. Si es que hay comentarios, si es que hay otros textos buenos que Leila Guerriero no haya seleccionado para esta edición.

6.

El blog aún está y tiene fondo blanco.

7.

De más está decir que a cada rato me interrumpe alguna otra cosa de las que tengo que hacer y por eso me acomoda hacer estos fragmentos numerados.

8.

Me aburrí de bucear en el blog, no encuentro los fragmentos originales que se suponía que subía con otra identidad, sólo veo cosas que sube como Pedro Mairal. Tampoco están habilitados los comentarios. Eso me hace valorar mucho más el libro que sacó la UDP. Que llevo en el bolso desde anteayer para releerlo con la idea de escribir una reseña y que no he podido abrir.

9.

Lo leí hace un par de meses, mientras hacía otra cosa. Mientras iba en el metro, mientras estaba en una sala de espera del departamento de derechos de propiedad intelectual, donde  escritores viejos e inéditos pagaban por un certificado innecesario para estar más seguros ante un posible plagio. Me sentí acompañado leyéndolo. El montaje funciona, la secuencia. Lo iba leyendo interrumpido pero no me costaba retomar el hilo. Hay otros libros que leo así y me demoro un par de años en terminarlos. Me pasó con Fuga de materiales de Martín Kohan, que publicó la misma editorial, en la misma colección. Parece que también hizo la selección Leila Guerriero. Lo dejé con el marcador a la mitad muchos meses y de repente lo retomé y lo terminé. Es buenísimo, pero no pude leerlo de corrido ni darle exclusividad. A este tampoco pude darle exclusividad, pero lo leí en menos de un mes. Creo. Dos meses a lo más.

10.

Desde que me comprometí a hacer esta reseña, han salido otras que me hacen sentir que es innecesario que yo haga una. También la gente de la editorial ha compartido textos por facebook. El del culo de una arquitecta, sobre todo. Creo que ese texto ofrece una imagen demasiado parcial del libro y de lo que escribe Mairal. Es la entrada más fácil y la más engañosa. Parece que ese texto circuló mucho y que lo asocian mucho a él. Está bien, pero me interesa mucho más cuando cuenta la trastienda. Cuando cuenta que ese texto lo hizo por encargo y lo libre que se sintió cuando empezaron a pedirle textos por encargo: ya no tenía que estar todo el rato pensando en la novela que no estaba escribiendo y podía dedicarse a estos otros artículos que lo sacaban del estancamiento y de sí mismo.

11.

Por ejemplo, esa crónica del camión, cuando viaja en camión por la carretera y cuenta la historia del chofer, lo que conversa con él, lo que va viendo, lo que le pasa. Esa también es por encargo y uno realmente viaja con ellos: Mairal va de copiloto del chofer y uno va de copiloto de Mairal.

12.

Su amistad con los poetas me parece clave. Su relación con la poesía. Creo que eso lo mantiene en guardia contra el éxito; de hecho, una de las cosas que le dan vergüenza (en uno de los textos del comienzo del libro las enumera) es ganar. Cosas que me dan vergüenza: ganar.

13.

Se ganó un premio importante con Bioy Casares de jurado. Hace la crónica de toda su expectativa, de su incredulidad, de la incredulidad del resto, de los que dieron por hecho que era pariente de Bioy. Le publican su primer libro gracias a ese premio, se hace muy conocido. Cuenta todo con orgullo, pero con pudor. No se siente completamente cómodo en esa posición.  Logra narrar con soltura esa incomodidad.

14.

La incomodidad es otro de los ejes del libro. Es una autobiografía fragmentada, autocrítica, en que expone sus momentos brillantes y sus momentos alterados, idiotas o mezquinos. Un montaje de distintas cosas que le pasan mientras escribe o no escribe.

15.

Tengo que ir al Paseo Ahumada, son las 2 y media de la tarde, estoy recién almorzado y hace calor. Voy a ir con mi bolso.

16.

Mientras esperaba el metro, saqué el libro y lo abrí. Dejé marcada la página 74, que ahora sujeto con el teclado encima para transcribir el final (perdón por el spoiler): “En eso noté que mi vecino de asiento agarró la revista. Muy de reojo vi que llegaba a la página de mi cuento. Ahí empieza y se engancha, pensé, quizá se emociona y yo le digo que soy el autor, o quizá no le digo nada y me guardo mi secreto. Pero el tipo antes de terminar el primer párrafo cerró la revista con el gesto más prosaico del mundo y la encajó aburrido en el bolsillo del asiento frente a sus rodillas. Eso fue todo. Me bajó de un hondazo del Boing 707 donde yo venía volando. Fue una lección de vida”.