Javier Mansilla, artista visual. Entrevista RL y galería “Mortadela de Los Andes”

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Javier Mansilla (Santiago, 1984). Desde el año 2006, circula su trabajo en Santiago y regiones, mostrando su obra en galerías independientes como Galería Moto, Espacio Flor, Local Arte Contemporáneo Worm Gallery (Valparaíso); como también en museos, destacando MAC de Valdivia y MAC de Quinta Normal.  El año 2014 es seleccionado como parte de la muestra SUB30 Pintura joven en Chile. Ha formado parte de importantes encuentros y muestras colectivas que integran un enfoque social, relacional y territorial, como Espacios Revelados (Barrio Yungay, 2016) y La Mirada Exógena (San Antonio,2015 y Talca, 2016). De sus exposiciones individuales en el extranjero destaca “Rubbish bag works” (NadaLokal, Viena, Austria ,2015), “Faces of the New World” (Roar Gallery, Wellington Nueva Zelanda ,2013),   “I hope you like it”, (None Gallery, Duniden, Nueva Zelanda, 2013).  Baterista en Las Madres, Niño Envuelto, The Suicide Bitches y Parálisis del Sueño.

La muestra “Mortadela de Los Andes” se puede ver en la galería de Casa en Blanco hasta el 14 de noviembre (Eliodoro Yáñez 2210, Providencia, Santiago)

 

 

 

¿Cómo empezó “Mortadela de Los Andes”?

Empezó el 2014 con una pintura que mezclaba distintos paisajes en el mismo espacio. Se veía el glaciar Perito Moreno, un bosque de selva valdiviana, una pista de aterrizaje de aviones en un terreno rocoso y en un primer plano un motón de escombros y basura de construcción entremedio de cactus, espinos, cocodrilos y otros animales. Esa pintura reunía distintos modelos que me interesaba pintar por cuestiones cromáticas y formales que en un principio no tenían mucha relación entre sí, pero que enmarcados en el terreno de la Pintura de Paisaje fue posible que la textura de la piel de un cocodrilo conviviera con los matices de azul de un témpano de hielo.De ahí surgió la necesidad de transformar esa pintura en una serie mayor de paisajes en los que se viera la huella del humano y la depredación del paisaje. En un tono medio apocalíptico, en una paleta de colores terciarios, terrosos y oscuros, como El Bosco o Brueghel. Cuando efectivamente me lancé a pintar, mis ánimos habían cambiado un poco sobretodo porque venía llegando de una muestra en Talca donde presenté una gran acumulación de basura y cachureos mezclados con reptiles -fabricados con basura- todo pintado de negro. Así que mis ganas de apocalipsis estaban un tanto saciadas. Eso me permitió poner más atención a cuestiones netamente pictóricas, más que sociales o ecológicas.

 

¿Qué referentes plásticos se traman en este trabajo?

Uno parte con una idea, luego en la marcha te vas dando cuenta de que el proyecto toma su propio rumbo, sumado al ánimo del día o los nuevos referentes que van apareciendo. Brueghel era un referente antes de pintar. Esto de ver una escena mirada desde lo alto, donde hay un millón de cosas pasando al mismo tiempo. Luego la pintura de Giorgio de Chirico, sus escenas surrealistas, sus horizontes lejanos, y su tratamiento, en ciertas pinturas, medio naif o caricaturesco.

La pintura de Neo Rauch, aunque nunca he visto nada en vivo de él y eso debe ser crucial para experimentar la gran escala de sus pinturas, sin embargo, sus escenas oníricas, sus quiebres a la perspectiva y los múltiples puntos de vista en una misma pintura eran algo que me interesaba incluir.

El trabajo figurativo/abstracto del pintor chileno Martín Bruce.

En la esquina opuesta está la pintura abstracta de los años 50-60. Los colour field, los hard edges, la pintura minimalista. Todos los pupilos de Clement Greenberg, que pintaron quitándole a la pintura cualquier anécdota figurativa, liberándola de la representación. Purificándola y trabajando sólo sus particularidades esenciales: color, mancha, liquidez.

Teniendo esto en consideración me pareció interesante incluir pequeños gestos de pintura abstracta en la pintura de paisaje.

 

¿Qué libros y discos marcan su desarrollo?

No sabría de qué manera marcaron el desarrollo, más bien lo acompañaron.

Henri Matisse:  A second life de Alastair Sooke. Es una Biografía de los últimos diez años de Matisse, donde se cuenta cómo después de un desahucio por problemas de salud, una operación y una convalecencia, empieza con toda una nueva etapa de trabajo y nuevos proyectos que dura diez años. Desde collages de gran formato, hasta el diseño de una catedral.  Lo pulento es que grafica algo que yo me había preguntado, ¿qué arte voy a hacer cuando entre a la tercera edad? o más aún ¿seguiré haciendo arte cuando sea anciano? y bueno, este libro entrega un ejemplo bastante optimista.

A la par el M Train de Patti Smith, que es como una compilación de crónicas autobiográficas que saltan en el tiempo. Siempre es bueno escuchar a otro artista hablar en primera persona de sus motivaciones y de sus anécdotas domésticas. Es bacán su vida afectiva. La cercanía que tiene con sus difuntos, su familia, sus gatos y artistas a los que admira. Pulenta.

Bueno, pintando se escucha mucha música. A veces cuando me canso de escuchar los mismos discos pongo entrevistas o podcast. Pintando “Mortadela de Los Andes” puse mucho el White Chalk de la Pj Harvey, el Stag de Melvins, el Heligoland de Massive Attack, siempre. El Octahedron de Mars Volta y el disco debut, creo, de una banda que se llama La Lira Libertaria: Guitarra de palo media virtuosa. Hacen tangos, chacareras y arreglos de trompeta. Bien folk, medio manu chao, medio Inti Illimani, con una letra mega anarquista, me gustó.

 

¿Qué lugar ocupa esta muestra en tu horizonte artístico?

Es la primera vez que muestro solamente pintura. Pintura en su noción más tradicional. Estoy acostumbrado a trabajar los desplazamientos de la pintura. A experimentar materiales y preguntarme qué es pintura. Bajo esa mirada podría decir que esta es la muestra menos experimental que he hecho. Implica un salto en tanto significó enfrentar el prejuicio de que la pintura es una disciplina que no tiene mucho que aportar hoy.  Es una declaración de fascinación por la pintura y su vigencia en el arte contemporáneo.

 

¿Cómo trabajas? ¿Algún método o rutina?

Cada pintura tuvo un tratamiento distinto. Creo que conviven distintos modos o estilos de aplicar la pintura. Distintos modos de representar en un mismo cuadro.  Hay elementos que fueron dibujados primero, donde hice una retícula y traspasé el dibujo. Otros elementos están pintados a la primera. Trazar el dibujo antes y manchar después generalmente me resulta bien cuando tengo intenciones realistas. En otros casos la ansiedad de materializar lo que tengo en mente me obliga a manchar sin dibujar, a veces inventando, pintando de memoria, sin siquiera buscar  fotos de referencia. La mayoría de los elementos, tengan dibujos estructurales, o no, son pintados con referentes fotográficos sacados de internet.

 

¿Cuándo crees que una obra está terminada?

Creo que en general todas las obras son parte de un proceso mayor. Hay que creer en eso. Creo que cada exposición es más bien una radiografía de un momento que un mensaje claro y preciso sobre algo.  Las   obras son el medio a través del cual los artistas entienden el mundo y se relacionan con él. Son el método que tienen los artistas para validarse como tales. Por lo tanto la existencia de una obra va a responder a cuestiones de carácter administrativo-práctico como el tamaño de la sala, y el tiempo que  se tenga para producir. Una vez que se acaba la tela, la tela está lista. Cuando ya no queda más espacio para materializar otra idea, la obra está lista. Creo que tiene que ver con llenar el espacio. Si eventualmente tuviéramos un muro infinito sobre el cual pintar estaríamos eternamente pintándolo.

 

Tanto el trabajo con desechos o cultura de la basura y una poetización del paisaje chileno se repiten en tu obra. ¿Qué relación ves entre estas dos tendencias?

El concepto de paisaje puede ser sinónimo de cosmovisión. O de cultura. En ese sentido es razonable pensar que la cultura de la basura es parte del paisaje chileno. Y que la imagen de Don Francisco o Leo Caprile sea análoga a la de una Jubaea Chilensis o un espino. Son parte de lo que como habitantes de esta región nos toca consumir. Y también nos toca consumir -y producir- mucha basura. En un sentido literal el desecho está presente en el paisaje. Siempre habrá una colilla de cigarro, una lata de cerveza o bolsa plástica por ahí hasta en el bosque más virgen. Aguas contaminadas, aire contaminado, etcétera etcétera. Desde mi rol de pintor pinto lo que me ha tocado observar.

 

¿Cómo se conecta estéticamente tu trabajo plástico con tu práctica de baterista?

No lo sé bien. Ha sido siempre una gran duda. Siento que corren por carriles muy distintos exclusivamente por los circuitos en los que se mueve uno y  otro. Son mundillos totalmente distintos.  Aún así, diría que la manera en que se conectan estéticamente es un modo desprolijo, apurado, ansioso y frenético.  La rapidez y la urgencia. La poca pausa y el atiborramiento.

 

¿Tiene nombre tu próximo proyecto? ¿De qué tratará?

Se llama Tales from the heart of post modern art y es un fanzine ilustrado y dividido en tres capítulos. “Proyectos Imposibles del Futuro”, “Ready Mades de bolsillo” y “Poemas de internet”. Es la secuela del Endenantes y Ahora. Las copias están listas esperando el momento de presentarse en sociedad.

 

El futuro de Chile, ¿dónde está?

En regiones.

 

GALERÍA EXPOSICIÓN
“MORTADELA DE LOS ANDES” EN CASA EN BLANCO

 

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