Guido Cavalcanti: Rimas

Guido Cavalcanti (Florencia, ca. 1258 - 29 de agosto 1300) poeta florentino, integrante del Dolce stil novo reconocido por haber desarrollado la propuesta de Guinizelli; sus poemas además de estar destinados a la llamada donna angelicata (casi un componente técnico de esta lírica con el modelo de los poetas de la Provenza francesa), están enfocados en el estado del enamorado, representado a través de la irrupción que provoca la mujer, entrando -o hiriendo- el amor por los ojos, que posteriormente es procesada en la mente provocando altos y bajos en la salud o el espíritu. Los críticos modernos han visto en esta poética la influencia del médico y filósofo Averroes y la adscripción de Cavalcanti a doctrinas herméticas. Amigo personal de Dante Alighieri, quién dedico a éste la Vida Nueva. 

Su poema Donna mi prega, fue exaltado por Pound en el siglo XX por su precisión descriptiva para tratar un tema abstracto. En tal canción, la dama nunca asume una corporeidad perfilada, sino que irradia acción por medio de su belleza; el amante, entre agitaciones y angustias, se siente perseguido por los espectros del amor y de la muerte.

Murió durante la guerra civil entre los partidos políticos conocidos por güelfos y gibelinos, Cavalcanti, dirigente de éste último, se exilió junto con ellos en Sarzana, donde contrajo la malaria falleciendo el 29 de agosto de 1300, poco después de su regreso a Florencia.

La poesía de Cavalcanti fue agrupada bajo el nombre genérico de Rime («Rimas»). Contiene sonetos, canciones y baladas. Los siguientes poemas son parte dicho compilado.

 
 

 

III

 

Biltà di donna e di saccente core
e cavalieri armati che sien genti;
cantar d’augilli e ragionar d’amore;
adorni legni ‘n mar forte correnti;

aria serena quand’ apar l’albore
e bianca neve scender senza venti;
rivera d’acqua e prato d’ogni fiore;
oro, argento, azzuro ‘n ornamenti:

ciò passa la beltate e la valenza
de la mia donna e ‘l su’ gentil coraggio,
sì che rasembra vile a chi ciò guarda;

e tanto più d’ogn’ altr’ ha canoscenza,
quanto lo ciel de la terra è maggio.
A simil di natura ben non tarda.

 

III

 

Nobleza de mujer y de sabio corazón
y caballeros armados que sean gente;
el canto de los pájaros y el discurso del amor;
adornas leños en mar de fuertes corrientes;

aire sereno cuando comienza el amanecer
y la nieve blanca descenderá sin vientos;
agua de rivera y prado de cada flor;
oro, plata, celeste en ornamentos:

por eso traspasa la belleza y valentía
de mi señora y su gentil coraje,
si que parece vil quien por esto la mira;

y tanto más de cada uno ha conocido,
cuando el cielo de la tierra en mayo.
Al igual que la naturaleza, bien no tarda.

 

 

XXVIII

 

Pegli occhi fere un spirito sottile,
che fa ‘n la mente spirito destare,
dal qual si move spirito d’amare,
ch’ogn’altro spiritello fa gentile.

Sentir non pò di lu’ spirito vile,
di contanta vertù spirito appare:
quest’ è lo spiritel che fa tremare,
lo spiritel che fa la donna umile.

E poi da questo spirito si muove
un altro dolce spirito soave,
che siegue un spiritello di mercede:

lo quale spiritel spiriti piove,
ché di ciascuno spirit’ ha la chiave,
per forza d’uno spirito che ‘l vede.

 

XXVIII

 

Hiere por los ojos un espíritu sutil,
que desata un espíritu en la mente,
donde se mueve el espíritu de amar,
que a cada espíritu vil hace gentil.

No puede sentir un espíritu inferior,
el espíritu, con tanta virtud aparece:
este es el espíritu que hace temblar,
el espíritu que hace la mujer humilde.

Entonces de este espíritu se mueve
otro espíritu, uno dulce y suave,
que sigue en pago a otro espíritu vil:

de este espíritu espíritus llueven
pues cada espíritu tiene la llave,
por fuerza de un espíritu que lo ve.

 

 

Risposta

 XXXVII (a)

Dante Alighieri “Ai fedeli d’amore Vita Nuova, iii

A ciascun’alma presa, e gentil core,
nel cui cospetto ven lo dir presente,
in ciò che mi rescrivan suo parvente,
salute in lor segnor, cioè Amore.

Già eran quasi che atterzate l’ore
del tempo che onne stella n’è lucente,
quando m’apparve Amor subitamente,
cui essenza membrar mi dà orrore.

Allegro mi sembrava Amor tenendo
meo core in mano, e ne le braccia avea
madonna involta in un drappo dormendo.

Poi la svegliava, e d’esto core ardendo
lei paventosa umilmente pascea:
appresso gir lo ne vedea piangendo.

 

XXXVII (Dante Alighieri “A los fieles de Amor”, Vida Nueva, III)

 

A toda alma que se aferre, de gentil corazón,
a su presencia venga el decir presente,
que en esta me rescriban su parecer,
salud en su Señor, es decir, Amor.

Ya casi se acababan las horas
del tiempo en que una estrella es brillante,
momento en que apareció Amor repentinamente,
recordar su esencia aún me causa horror.

Y alegre me pareció teniendo
mi corazón en su mano y entre sus brazos
una doncella envuelta en un lienzo durmiendo.

Pero luego la despertó, de este corazón ardiendo
ella asustada humildemente se alimentó:
luego de esto lo vio irse llorando.

 

 

XXXVII (Risposta di Guido)

 

Vedeste, al mio parere, onne valore
e tutto gioco e quanto bene om sente,
se foste in prova del segnor valente
che segnoreggia il mondo de l’onore,

poi vive in parte dove noia more,
e tien ragion nel cassar de la mente;
sì va soave per sonno a la gente,
che ‘l cor ne porta senza far dolore.

Di voi lo core ne portò, veggendo
che vostra donna la morte cadea:
nodriala dello cor, di ciò temendo.

Quando v’apparve che se ‘n gia dolendo,
fu ‘l dolce sonno ch’allor si compiea,
ché ‘l su’ contraro lo venìa vincendo.

 

XXXVII (Respuesta de Guido)

 

Viste en mi opinión, algo valioso
y todo placer y toda bondad siento,
si estoy en presencia del señor valiente
que manda en el mundo del honor,

vive donde el aburrimiento muere,
gobierna desde el alcázar de la mente;
si va suave por sueño a la gente
que al corazón lo deja sin dolor.

De ahí tu corazón me llevo, presintiendo
que tu mujer a la muerte cayó:
alimenta el corazón, temiendo de esto.

Cuando te pareció, que ya estaba doliendo,
el dulce sueño que entonces se acababa
era su contrario, que ya lo estaba venciendo.

 

 

XXXVIII (Dante Alighieri a Guido Cavalcanti, Rime IX)

 

Guido, i’ vorrei che tu e Lapo ed io
fossimo presi per incantamento,
e messi in un vasel ch’ad ogni vento
per mare andasse al voler vostro e mio,

sì che fortuna od altro tempo rio
non ci potesse dare impedimento,
anzi, vivendo sempre in un talento,
di stare insieme crescesse ‘l disio.

E monna Vanna e monna Lagia poi
con quella ch’è sul numer de le trenta
con noi ponesse il buono incantatore:

e quivi ragionar sempre d’amore,
e ciascuna di lor fosse contenta,
sì come i’ credo che saremmo noi.

 

XXXVIII (Dante Aighieri a Guido Cavalcanti, Rimas IX)

 

Guido quisiera que a tú y a Lapo y a yo
estuviéramos presos en un encantamiento,
nos pusieran en un barco donde cada viento
lo guiase por el mar a voluntad tuya y mía,

y que ni la buena fortuna ni los malos tiempos
nos impidieran de ninguna forma, en vez de eso
pudiésemos vivir siempre en una pasión,
que creciesen las ganas de estar juntos.

Y después con monna Vanna y monna Lagia
y con aquella que está sobre el número treinta
pusiesen con nosotros el buen encantador:

allá razonaríamos siempre de amor,
y cada una de ellas estaría contenta.
Nosotros, creo, también lo seríamos.

 

 

XXXVIII (Rispota di Guido)

S’io fosse quelli che d’amor fu degno,
del qual non trovo sol che rimembranza,
e la donna tenesse altra sembianza,
assai mi piaceria siffatto legno.

E tu, che se’ de l’amoroso regno
là onde di merzé nasce speranza,
riguarda se ‘l mi’ spirito ha pesanza:
ch’un prest’ arcier di lui ha fatto segno

e tragge l’arco, che li tese Amore,
sì lietamente, che la sua persona
par che di gioco porti signoria.

Or odi maraviglia ch’el disia:
lo spirito fedito li perdona,
vedendo che li strugge il suo valore.

 

XXXVIII (Respuesta de Guido)

 

Si yo fuese aquel que de amor fuese digno
en donde no encuentro más que recuerdos,
y la mujer tuviese otro semblante,
así me gustaría si he hecho leño.

Y tú, que eres del amoroso reino
donde de merced nace la esperanza,
revisa si mi espíritu tiene peso:
que un rápido tirador en él ha hecho seño

y traiga el arco, que allí lo tense Amor,
si alegremente, que su persona
parece que de juego lleve señoría.

O de maravilla que él desea:
el espíritu herido los perdona,
viendo que lo consume su valor.

 

 

I. Ballata

 

Fresca rosa novella,
piacente primavera,
per prata e per rivera
gaiamente cantando,
vostro fin presio mando – a la verdura.

Lo vostro presio fino
in gio’ si rinovelli
da grandi e da zitelli
per ciascuno camino;

e cantinne gli auselli
ciascuno in suo latino
da sera e da matino
su li verdi arbuscelli.
Tutto lo mondo canti,
po’ che lo tempo vène,
sì come si convene,
vostr’altezza presiata:
ché siete angelicata – crïatura.

Angelica sembranza
in voi, donna, riposa:
Dio, quanto aventurosa
fue la mia disïanza!
Vostra cera gioiosa,
poi che passa e avanza
natura e costumanza,
ben è mirabil cosa.
Fra lor le donne dea
vi chiaman, come sète;
tanto adorna parete,
ch’eo non saccio contare;
e chi poria pensare – oltra natura?

Oltra natura umana
vostra fina piasenza
fece Dio, per essenza
che voi foste sovrana:

Per che vostra parvenza
ver’ me non sia luntana;
or non mi sia villana
la dolce provedenza!

E se vi pare oltraggio
ch’ ad amarvi sia dato,
non sia da voi blasmato:
ché solo Amor mi sforza,
contra cui non val forza – né misura.

 

I. Balada

 

Fresca rosa nueva,
placentera primavera,
por campo y por rivera,
dichosamente cantando,
envió su preciado valor – a la espesura.

Su preciado valor
que ya se renueva
por cualquier camino
tanto pequeño como grande;

y que canten los pájaros
todos con sus silbidos
de la tarde a la mañana
sobre los verdes arbustos.

Que todo el mundo cante,
luego de que el tiempo llegue,
y como se conviene,
alteza preciada:
eres angelical – criatura.

Semblante angelical
en ti, mujer, reposa:
Dios, cuan venturosa
fue mi deseo.

Su figura dichosa,
luego que pasa y avanza
naturaleza y usanza,
es una admirable cosa.

entre las mujeres diosa
la llaman, como deben
tan adornada pareces
que no puedo contar
¿y quién podría pensar – otra naturaleza?

Otra naturaleza humana
su fina presencia
hizo Dios, por esencia
que fuiste soberana:

Que tu apariencia
de mí no sea lejana,
que no me parezca injusta
la dulce providencia.

Y si te parece demasiado
que de amada sea dado
no sea por ti rechazado
que solo Amor me quite la fuerza
contra quien no vale fuerza – ni mesura.

 

 

Traducciones realizadas por:

Constanza Zanetti (1990) Licenciada en Literatura Creativa en la Universidad Diego Portales. Ayudante de Raúl Zurita en el curso Divina Comedia.

Vicente Rutllant (1989) Licenciado en Literatura Creativa en la Universidad Diego Portales. Ayudante de investigación de la Doctora Ana Pizarro.